LA REVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO
De la Economía del hacer a la economía del saber.
«La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Nelson Mandela.
La actual crisis es un cambio estructural, es un cambio sin vuelta atrás, un cambio masivo de paradigmas. En consecuencia, todos nosotros deberemos cambiar profundamente de mentalidad en las fomas de ganar y gastar el dinero porque los viejos tiempos no volverán.
El cambio que se está destilando ahora mismo en occidente es el paso de la economía industrial a la economía del conocimiento, basada en las ideas y el talento. Los países, la empresas y las personas que lo entiendan -y se reinventen- saldrán adelante con éxito; las que no lo hagan quedarán descolgadas. Tengo la impresión de que las personas aún no comprenden lo mucho que tendrán que cambiar si quieren que les vaya bien.
«A medida que aumenta el valor de la creatividad, la clase creativa crece”. Richard Florida, economista.
Los puestos de trabajo están cambiando. Y ello como resultado del cambio de mentalidad de las personas que los ocupan. Están dejando de tener sentido: los organigramas verticales, el ordeno y mando, la obediencia ciega. Las personas reclaman sentido, una vez satisfechas sus necesidades básicas. Hacer cosas que tenga un propósito claro más allá de ganar dinero. Es la economía de los valores. En la era creativa, en la que ingresamos a principios de siglo, las ideas, el talento y el conocimiento son el nuevo petróleo de la economía. Su motor. En países como Estados Unidos, por ejemplo, esta clase mergente -que trabaja sin corbata y a menudo desde su casa- son ya el 30% de la fuerza laboral y suponen la mitad de todos los ingresos laborales del país.
De la Economía del hacer a la economía del saber.
«La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Nelson Mandela.
La actual crisis es un cambio estructural, es un cambio sin vuelta atrás, un cambio masivo de paradigmas. En consecuencia, todos nosotros deberemos cambiar profundamente de mentalidad en las fomas de ganar y gastar el dinero porque los viejos tiempos no volverán.
El cambio que se está destilando ahora mismo en occidente es el paso de la economía industrial a la economía del conocimiento, basada en las ideas y el talento. Los países, la empresas y las personas que lo entiendan -y se reinventen- saldrán adelante con éxito; las que no lo hagan quedarán descolgadas. Tengo la impresión de que las personas aún no comprenden lo mucho que tendrán que cambiar si quieren que les vaya bien.
«A medida que aumenta el valor de la creatividad, la clase creativa crece”. Richard Florida, economista.
Los puestos de trabajo están cambiando. Y ello como resultado del cambio de mentalidad de las personas que los ocupan. Están dejando de tener sentido: los organigramas verticales, el ordeno y mando, la obediencia ciega. Las personas reclaman sentido, una vez satisfechas sus necesidades básicas. Hacer cosas que tenga un propósito claro más allá de ganar dinero. Es la economía de los valores. En la era creativa, en la que ingresamos a principios de siglo, las ideas, el talento y el conocimiento son el nuevo petróleo de la economía. Su motor. En países como Estados Unidos, por ejemplo, esta clase mergente -que trabaja sin corbata y a menudo desde su casa- son ya el 30% de la fuerza laboral y suponen la mitad de todos los ingresos laborales del país.
El economista Santiago Niño Becerra, que es de los pocos que habla claro, cuando escribe…
“¿Qué sucede hoy?, pues que 1) cada vez hace falta menos factor trabajo para fabricar lo que haga falta en las cantidades que hagan falta, por lo que 2) la oferta de trabajo es superior a la demanda, máxime teniendo en cuenta 3) que la tecnología productiva cada vez es más barata, más sofisticada, y más sencilla de utilizar.
Que el precio del trabajo haya perdido poder adquisitivo lo que indica es que ese factor es necesario en una medida cada vez menor y cada vez más especializada y en momentos más concretos; por lo que pienso que no es cierto que la caída de los salarios medios sea temporal: es una tendencia que no tiene marcha atrás, ni en España ni en ninguna parte, incluso suponiendo una caída enorme de la población activa.
De momento, pienso, el poder adquisitivo de los salarios medios continuará cayendo. Y lo sucedido en España en relación a la filtración sobre una teórica y no confirmada propuesta de una entidad financiera para reducir hasta el 50% de los salarios, no es más que penúltima manifestación de lo dicho”.
Más claro no lo sabría expresar. ¿La respuesta? Emprender tu multinacional unipersonal con base en Internet. ¿Te suena bien? Pues espera a probarlo.
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